Historia



Veintidós  pasos son los que componen nuestra Semana Santa en Güimar, una de las más devotas y populosas de la Isla. Cada día, procesionan imágenes que reflejan cuatro siglos de la historia del municipio, desde las talladas en plena Contrarreforma, como el Señor Difunto, o más recientes y que demuestran la continuidad de la Semana Grande local, como la Santa Cena, elaborada en resina de poliéster. 


El municipio de Güimar cuenta con una Semana Santa que ha seguido creciendo en pleno siglo XXI, con más hermandades y cofradías, pero también nuevos pasos que han enriquecido el patrimonio artístico. En Güímar poseemos pasos de gran calidad artística, de los siglos XVII, XVIII y XIX, como son las imágenes de Nuestro Señor Difunto, el Nazareno, la Dolorosa o el Cristo de las Tribulaciones, tallas procedentes de la gubia de algún escultor afincado en el norte de la Isla y que llegaron a este municipio por diferentes motivos: donaciones o herencias, intercambios, adquisición por parte de familias nobles, etc.

En la Ciudad tenemos  excepcionales tallas, como la del Cristo de la Expiración, traída de Italia, la única que procesiona en bronce en Canarias; esculturas tan espectaculares como la del Cristo de la Agonía, réplica industrial del Cristo de Limpias, la primera que llegó al Archipiélago y que impactó no solo a los habitantes del lugar, sino de la Isla en general, siendo incluso objeto de un documental por el director de cine José González Rivero en 1923.

En la segunda mitad del siglo XX, Güímar, como otros municipios del Archipiélago, adquirió nuevos pasos profesionales para enriquecer la celebración, con tronos de producción industrial, como La entrada triunfal en Jerusalén, la Piedad o el Cristo de Medinaceli. También se encargaron esculturas a imagineros como Ezequiel de León , autor de San Juan Evangelista y de la Virgen de la Amargura; al escultor murciano Miguel Ángel Cassan, al grupo de alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de Valencia, al valenciano Miguel Espuig, que talló el Señor de la Columna, o al escultor güimarero Javier Eloy Campos, que ejecutó con materiales novedosos, como la resina de poliéster sintético con policromía sobre base de estuco, el Cristo de las Caídas y el conjunto de la Santa Cena.
Las últimas adquisiciones de la Semana Santa güimarera han sido la Virgen de las Aguas, obra del imaginero cordobés Francisco Romero Zafra y bendecida en 2006, y la Verónica, del escultor quiteño Ricarda Villalba Sevilla, que procesionó por primera vez en 2007.

La talla más antigua parece ser la del Señor Difunto o Cristo Yacente que, por las características estilísticas, se considera que data de finales del siglo XVII. Este Cristo, como era costumbre en Canarias, hacía las veces de crucificado hasta el Jueves Santo y el Viernes Santo era descendido y colocado en su urna procesional. En la actualidad, se mantiene la ceremonia del descendimiento de la cruz.